¿Los gatos pueden comer melón?

El melón es una de las frutas más consumidas en verano, y también una de las más saludables, lo que hace que muchas personas se pregunten si los gatos pueden comer melón. Hay varias frutas que los gatos pueden comer sin riesgo para su salud. En lo que respecta al melón, tiene su pros y sus contras. Por un lado, ofrece varios nutrientes que son beneficiosos para los gatos y, además, les ayuda a mantenerse hidratados, algo fundamental en esta época del año para que no se deshidraten. Pero, por otro lado, es una gran fuente de azúcar, que no es nada recomendable para los gatos. Además, carecen de las papilas gustativa que detectan el sabor dulce de los alimentos, así que tampoco pueden saborear el melón.

¿El melón es bueno para los gatos?

Se considera una fruta buena para los gatos porque, a diferencia de otra, no es dañina ni tóxica, siempre y cuando la ingieran en pequeñas cantidades. El principal problema del melón reside en su alto contenido en azúcar.

El azúcar no es un nutriente que los gatos requieran consumir de forma habitual. Cabe recordar que son animales carnívoros, así que obtienen los nutrientes esenciales que necesitan para el adecuado funcionamiento de su organismo de la proteína y la grasa de los alimentos de origen animal.

Ahora bien, el melón es un antioxidante natural que favorece la función celular. Además, esta fruta, al ser una fuente rica en fibra y agua, regula el tránsito intestinal. También tiene un alto contenido en vitaminas A, C y E. Dentro de los minerales, se encuentran el potasio, el calcio, el magnesio y el hierro. Por lo tanto, es un alimento muy nutritivo que puede prevenir enfermedades cardiovasculares y digestivas.

Teniendo todo esto en cuenta, no hay ningún problema en que le des a tu gato melón de vez en cuando. Si es un gato adulto con un buen estado de salud, con cuatro o cinco trozos pequeños es suficiente. Si es un gato cachorro o anciano, dale solo dos o tres trozos.

El melón tiene que estar partido en trozos pequeños tras retirar la cáscara y todas las semillas. Procura que no sean muy ancho o grandes para evitar problemas digestivos. Si es la primera vez que le das esta fruta, mantente a su lado para comprobar si le gusta y si aparecen síntomas de reacción alérgica, como vómitos, estornudos y ojos llorosos.